Aquest segle XXI és un segle ple de canvis, sobre tot, en tecnologies de la comunicació. S’està produïnt un canvi inparable cap a un futur incert, per tant, en l’educació està passant el mateix que en la industria, que ha arribat un moment ón s’ha produït una innovació disruptiva, és a dir, una innovació tan radical que trenca amb totes les innovacions de dècades anteriors.

L’educació ha d’emprar totes les noves tecnologies al seu abast, per aconseguir una educació més propera i personalitzada a cada alumne.
És molt important incloure dins de la nova educació l’aprenentatge emocional.
L’educació del segle XXI ha de promoure el fet de que totes les persones són diferents i per tant han d’aprendre de manera diferent i amb motivacions diferents. Així com, fomentar el treball en equip i en grups de gent diferent.
Resum de l'Entrevista de Eduard Punset a Curtis Johnson.
Resum de l'Entrevista de Eduard Punset a Curtis Johnson.
El modelo vigente en el sector educativo está casi completamente desvinculado de la realidad del siglo XXI.
En el sector de la industria, innovar supone mejorar continuamente los productos con respecto a sus versiones anteriores. En este proceso gradual, a veces surge una innovación radical que rompe con el paradigma anterior. Se trata de una innovación disruptiva, algo que obliga a la industria a cambiar sus esquemas y a adaptarse para no morir.
Así también, la educación está viviendo un proceso de innovación disruptiva que, con apoyo de las plataformas digitales, revolucionará la manera de aprender en las aulas
Contrariamente a lo que habitualmente se piensa, lo que permite la innovación disruptiva (si nos planteamos la tecnología no como una herramienta, ni tampoco como algo que añadamos a la estructura tradicional, sino como una plataforma en sí misma) es que de repente resulta ya no solamente factible, sino también asequible personalizar la experiencia de aprendizaje.
Según el modelo que sigue siendo dominante en la mayoría de escuelas del mundo, al entrar en el aula casi parece que el conocimiento sea algo escaso, difícil, prácticamente imposible de obtener a no ser que tengamos a un adulto debidamente cualificado de pie frente a un grupo de jóvenes que le escuchen solícitos, dispuestos a anotar en sus cuadernos cualquier dato supuestamente de valor.
Es como si hubiera una suposición comúnmente aceptada de que todos los niños son iguales. Los educamos igual a todos, les presentamos el material del mismo modo, y esperamos que todos aprendan las mismas cosas de la misma manera, durante el mismo día y al mismo ritmo. Esta postura no es realista, puesto que no contempla lo diferentes que son los niños en muchísimas cosas, por ejemplo en el estilo de aprendizaje, pero también en el ritmo de adquisición de los conocimientos.
Debemos cultivar la aspiración a que las personas sean distintas entre sí; que no somos todos iguales, que todos somos muy diferentes.
La mayoría de niños, igual que la mayoría de jóvenes, deberán adquirir destrezas que las generaciones anteriores no tenían. Me refiero a que no solamente tendrán que aprender asignaturas básicas, sino que deberán saber cómo encontrar las cosas que necesitan saber, y luego tendrán que aprender a trabajar tal como trabaja el mundo hoy, que es principalmente en equipo… deberán practicar el arte de la colaboración, que me parece que es el reto de colaborar con desconocidos.
A todos nos encanta la idea de colaborar con nuestros amigos, y lo hacemos de muchas maneras todo el rato, pero el mundo laboral nos fuerza a llevarnos bien productivamente y crear algo de valor con gente que quizá ni siquiera nos gusta, lo cual requiere un tipo completamente distinto de educación.
Muchos opinan que la plataforma online comporta anonimato, distancia, soledad, alienación, disfunción social… , por el contrario muchos de los profesores que enseñan vía online dicen que tienen una relación más cercana, más íntima y más interactiva con los alumnos en la plataforma online que cuando estaban en un aula tradicional.
En el aula tradicional estaban ahí de pie frente a… ¿qué? ¿20, 25, 30 alumnos? Un 20 o 30 por ciento de estos alumnos jamás levantaban la mano para hablar, algunos porque se aburrían como ostras ya que todo iba demasiado lento para ellos; otros porque no entendían las cosas y no tenían suficiente confianza como para pedir la palabra y decir que no se enteraban de nada. Pero en el mundo online, el profesor tiene un contacto individualizado con todos los alumnos, a través de varios medios y constantemente, y además queda un registro informático de este intercambio. Así que, en realidad, no se crea anonimato sino que más bien se elimina.
El tipo de escuela que está surgiendo en la actualidad es aquella en la que los alumnos deben trabajar en grupos y los profesores van de un lado a otro solucionando problemas, respondiendo dudas, dando consejos y animando a los chicos, algunos de los cuales preparan presentaciones orales, otros resuelven problemas..., es decir, una escuela de verdad.
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